Bucaramanga.- La calle 35 de la capital de Santander entre las carreras 12 y 19, proyectaron a partir de este viernes una nueva dimensión en la que se observó, cultura, arte, orden, higiene y diversión.
El Paseo de la Cultura es una
realidad desde esta mañana, así como es una realidad la restitución definitiva
del espacio público para todos los bumangueses, desde hace 10 días, promesa
cumplida por el Alcalde Luis Francisco Bohórquez.
Los padres de Brayan Reynaldo
no tendrán de qué preocuparse si su hijo les dice que llegó tarde de clases
porque se sentó a leer un libro en el Paseo de la Cultura, mientras escuchaba
piezas de samba, jazz o calipso y otras tonalidades compuestas por los grandes
iluminados.
Cada pieza fue interpretada de
manera limpia por el maestro Juan Carlos Guerrero y su grupo de música, en una
pequeña tarima improvisada que se instaló debajo del puente peatonal que une la
Diagonal 15 y la carrera 14.
Hubo tiempo para la lectura |
El de hoy es un nuevo centro
en Bucaramanga. Bañado de color, inundado de zanqueros, teatreros, cuenteros,
pintores y jugadores de dominó, parqués, fútbol tenis y ajedrez, mezclados con
niños y jóvenes que disfrutan en salas de lectura al paso, mientras se enamoran
con el ritmo suave de un saxofón y cambian el imaginario de ciudad.
Francisco Centeno Osma, asesor
de Cultura Municipal.
La ciudad se llenó de
soñadores. Sueñan los padres de familia con un mejor futuro para sus hijos.
Sueñan los jóvenes con una ciudad incluyente y justa. Sueña el anciano con el
respeto y una vejez digna y sin amargura, Y sueñan los niños mientras leen en
la calle y juegan a ser pequeños dioses o héroes mundanos.
Porque como lo afirma la
señora que no quiso identificarse, “los bumangueses están disfrutando una
ciudad nueva y la oportunidad de disfrutar la zona pública de la ciudad”. Y no
miente. Ese era el espíritu que se vivió esta mañana en el centro de
Bucaramanga, que por momentos tuvo ínfulas de ser otra ciudad.
Quieran Dios y los
bumangueses, que con el tiempo pase de ser una pretensión a una expresión de ciudad.
Tampoco mentirá el ama de casa
cuando en la noche le cuente a su esposo que, en pleno centro de Bucaramanga,
se encontró con una mesa de ping pong instalada, y con sus raquetas servidas, y
sin contener la tentación hizo posible que su pequeño hijo jugara el que será
el primer partido de su vida. El inolvidable. Y que sucedió a la vista de
todos.
Ni siquiera Ariel García, el
director del Instituto de la Recreación el Deporte y la Juventud, Inderbu,
cuando tentado por el nobel fútbol-tenis, entró en un picadito con varios
ciudadanos que a esa hora pasaban por el lugar.
El juego ciencia volvió a un escenario públi co luego de mucho tiempo en el que solo se veía el desórden, los gritos y unos cuantos carteristas que aprovechaban la ocasión. |