Entre los beneficiarios está, Leonor Castro y su esposo Sergio Molina,
quienes llegan a un lote de pastizales verdes y amarillos cubiertos por neblina
en la localidad de Usme, en Bogotá, a un encuentro muy particular con ‘La
Lucero’, ‘La Loca’, ‘Manuelita’ y ‘La Ramos’.
Ellas son las cuatro vacas lecheras que le permiten a la familia Molina
derivar su sustento con la comercialización de este producto, gracias a un
emprendimiento financiado en parte con recursos de la línea CREO, un crédito de
bajo monto otorgado por el Banco Agrario para sectores de la economía popular,
impulsado por el Gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego.
Esta madre de dos hijos, a quienes sueña ver trabajando en las altas
esferas del agro, es una de los 61.193 clientes de la economía popular
en la entidad crediticia, según registros analizados desde agosto del 2022 al
23 de diciembre del 2023.
En ese mismo periodo, el Banco realizó desembolsos por 374.015 millones
de pesos, de los cuales colocó 320.611 millones en emprendimientos de economía
popular del agro y 53.404 millones de pesos en sectores no agro.
Uno de los valores de este programa es que las personas con acceso al crédito no tenían historial bancario.
De hecho, Leonor dice que con este emprendimiento ganadero puso en
marcha su vida crediticia y con los recursos pudo comprar insumos para los
animales.
“Acceder a este crédito fue muy fácil. Ellos vinieron, verificaron para
qué quería el crédito, ya que acá somos conocidos de la región toda la vida,
entonces también por ese lado fue muy fácil. El crédito lo utilicé para comprar
insumos para los animales, como son concentrados y alimentación”, indica.
Leonor Castro añadió: “me hicieron llevar unos papeles muy fáciles –lo
básico–, averiguaron si era verdad que lo iba a utilizar para eso, si era verdad
que existían los animales, y fue muy fácil. Luego como en dos, tres meses me
llamaron, de que ya mi crédito estaba aprobado”.
“El banco me exigió que llevara unas fotocopias de mi cédula, el
registro de vacunación de los animales, un recibo público, de acá del predio, y
unas referencias personales y familiares. No fue más lo que me exigió el banco
para el crédito”, explica.
La pequeña productora ganadera fue enfática en rechazar el sistema de
préstamos conocido como ‘gota a gota’, porque lo considera peligroso y muy
costoso frente a la línea popular que ofrece el Gobierno Nacional, a través del
Banco Agrario.
“Hay mucha gente que lastimosamente acude a estos ‘gota a gotas’, pero
ojalá que no, porque es muy peligroso y eso de estar uno pensando de que tiene
que pagarle a alguien y pues haciendo cuentas todo sale mucho más caro”, dice.
Otra historia: El carrito de los tintos en Anolaima
“Yo me acerqué al banco y pregunté, que si yo podía sacar un préstamo,
entonces me dijeron que si yo tenía un crédito. Yo les dije que no, porque era
mi primera vez. No sabía cómo era para un crédito, entonces la muchacha me
dijo: ‘bueno, yo te voy a ayudar, te voy a colaborar’”, cuenta Paola, mientras
está atenta a una olleta con agua para las aromáticas y el café.
Esta mujer, madre de 4 hijos, todos los días sale a las 3:00 de la
madrugada al parque con su carrito para venta de tinto, equipado además con
empanadas, arepas, dulces y cigarrillos.
La beneficiaria agradeció por este préstamo muy oportuno y manifestó: “yo
les diría que el programa es muy bueno, que es muy fácil, que se lo recomendaría
mucho, sin ningún problema, sin ningún papeleo”.
Paola destaca que este programa llega a las familias vulnerables que
tienen grandes ideas, pero que no cuentan con los recursos para sacarlas
adelante.
“El Gobierno está haciendo esto por los pobres, ayudándoles a los pobres
a salir adelante para que uno pobre tenga más proyectos; tenga uno cómo poder
salir bien con su familia, progresar, tener un buen futuro más adelante con los
niños. O sea, mis sueños es tener mi casa, tener como darles un techo a mis
hijos”, recalca.
Una más de las historias: Vende donas gracias a las redes sociales
“En ese momento en el que yo vi, bueno, el video yo lo vi en Tik Tok, y a raíz de eso yo comencé como a decir, qué chévere emprender con eso, qué chévere intentarlo. Y lo intenté y hasta el momento me ha ido muy bien”, narra Lorena, quien tiene estudios técnicos en desarrollo de aplicaciones en dispositivos móviles y en servicios farmacéuticos.
“El préstamo fue de $2 millones. Lo invertí en insumos para la
fabricación de las donas, en lo que son la harina, azúcar, la máquina, la
batidora, en lo que necesité para los insumos y los equipos de la fabricación”.
Su capacidad con las redes sociales le abrió puertas para comercializar
su producto por medio de WhatsApp, Facebook, lo que le ha permitido llegar a
mercados no solo en Anolaima sino en otros municipios vecinos como Cachipay.
“Este sistema de crédito lo recomiendo muchísimo porque me ayudó en mi
emprendimiento, comprando insumos y demás cosas para poder empezar con mi
sueño”, afirma.
(Fin/mha/nth)
Fuente: Prensa presidencia de Colombia.
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